Durante décadas, la gestión de puentes y edificaciones en Colombia ha dependido principalmente de inspecciones visuales y mantenimiento correctivo. Un ingeniero recorre la estructura, identifica fisuras, deformaciones o deterioro visible… y solo entonces se toman medidas.
Pero el problema es evidente: cuando los daños “se ven”, lo peor ya ocurrió. La estructura perdió rigidez, acumuló fatiga, trabajó fuera de su rango elástico y ahora está comprometiendo su vida útil.
Hoy, la ingeniería moderna exige otro camino. Un camino donde la infraestructura pueda “hablar” mucho antes de fallar. Un camino basado en pruebas de carga cíclica, monitoreo en tiempo real y análisis por desempeño, que permite anticipar fallas, proteger vidas y optimizar costos.
Este newsletter reúne las buenas prácticas fundamentales que cualquier propietario, operador o administrador de infraestructura debería implementar.
1. Adoptar un modelo de mantenimiento predictivo, no reactivo
La primera buena práctica es el cambio cultural:
Pasar de:
- Actuamos cuando aparece una grieta.
- Si se ve bien, está bien.
- Mientras funcione, no lo revisemos.
A:
- Evaluar el comportamiento estructural antes de que aparezcan daños visibles.
- Medir variables reales: deformaciones, desplazamientos, vibraciones.
- Tomar decisiones basadas en indicadores cuantitativos, no percepciones.
Un programa predictivo permite anticipar degradación, identificar pérdida de rigidez, priorizar intervenciones y evitar cierres inesperados.
2. Implementar pruebas de carga en puentes y edificaciones
Las pruebas de carga tradicionales (monolíticas) cargar, esperar 24 h, descargas son lentas, costosas y poco eficientes.
Las pruebas de carga en tiempo real, en cambio, permiten evaluar la estructura en minutos, con mayor precisión.
Recomendaciones clave:
- Utilizar al menos 3 estados de carga (50%, 65–70% y 100% de la carga de prueba).
- Realizar mínimo 6 ciclos para validar la consistencia.
- Medir deflexiones con sensores láser o dispositivos equivalentes de alta resolución.
- Registrar datos con frecuencias entre 10 y 20 Hz para captar correctamente el comportamiento.
- Garantizar que la estructura permanezca dentro del rango elástico durante toda la prueba.
La esencia de la prueba no es “hacer fallar” la estructura, sino confirmar que sigue trabajando como fue diseñada.
3. Usar criterios de aceptación claros y normativos
Toda prueba de carga debe basarse en indicadores verificables.
Los más importantes son:
Criterios básicos a evaluar:
- Estabilización → variación ≤5% durante 2 minutos.
- Remanencia → recuperación ≥90% tras descarga (remanencia ≤10%).
- Tasa de remanencia → la degradación entre ciclos no supera el 50%.
- Repetitividad → las deflexiones de un ciclo a otro no cambian más del 5%.
- Linealidad entre estados → la rigidez no se degrada más del 25% entre un estado y otro.
- Deflexión máxima → no debe superar lo permitido por norma.
Si alguno de estos indicadores se sale del rango, la prueba debe detenerse y analizar la causa.
4. Medir y monitorear la rigidez estructural como KPI principal
La rigidez (ton·mm) es el indicador más claro, comprensible y accionable para evaluar el estado de una estructura.
Interpretación recomendada:
- Zona verde (≥10 ton·mm) → estructura sana, comportamiento de diseño.
- Zona amarilla (~6–10 ton·mm) → requiere seguimiento periódico y planes de mantenimiento programados.
- Zona roja (<6 ton·mm) → requiere acciones inmediatas: restricciones, estudios o reforzamientos.
Este KPI convierte decisiones complejas en estrategias operativas claras.
Evita subjetividades y permite comparar puentes entre sí, hacer seguimiento anual y priorizar presupuestos.
5. No aprobar permisos de carga extrapesada sin análisis previo
Para cargas divisibles e indivisibles, la buena práctica es:
- Evaluar el puente con prueba de carga cíclica.
- Simular la carga teórica para identificar deflexiones esperadas.
- Medir en campo para verificar si la estructura las soporta.
- Aplicar medidas de protección (láminas, centrado del vehículo, restricciones) cuando sea necesario.
Saltarse este paso puede comprometer la losa, la superestructura y la seguridad vial.
6. Establecer periodicidad de evaluación basada en el estado real
Recomendación por zonas:
- Verde: cada 3–4 años
- Amarilla: cada 1–2 años
- Roja: intervención inmediata y nueva evaluación después del reforzamiento
Esto convierte la inspección en un sistema de ciclos inteligentes, no en eventos aislados.
7. Conclusión: escuchar a tiempo es más barato, seguro y más responsable
La infraestructura siempre da señales: pérdida de rigidez, cambios en vibración, mayor remanencia, menor estabilidad entre ciclos. La pregunta es si las estamos escuchando.
Implementar pruebas de carga cíclica, mantener un KPI de rigidez, evaluar periódicamente y tomar decisiones basadas en datos no es solo cumplir normas: es proteger vidas, optimizar recursos y garantizar continuidad operativa.
Colombia está dando pasos firmes hacia la gestión predictiva. Y cuanto antes aceptemos estas buenas prácticas, más segura y eficiente será nuestra infraestructura.
