Construcción sostenible en Colombia; reciclaje, ergonomía e innovación

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La construcción en Colombia atraviesa un momento decisivo: debemos responder a la demanda de infraestructura sin perder de vista la sostenibilidad, la salud ocupacional y la innovación tecnológica.

Hoy sobresalen dos avances que marcan un antes y un después: el uso de agregados reciclados en proyectos reales y el cono de Bedoya, una innovación patentada en nuestro país que mejora el histórico ensayo de trabajabilidad del concreto. 

  1. Concreto reciclado: de los escombros a hoteles y puentes

Actualmente solo se aprovecha cerca del 5% de los residuos de construcción y demolición (RCD), pero el potencial es inmenso. Algunos casos recientes lo confirman:

  • Hotel de 11 pisos en Medellín: bajo el concepto de economía semicircular, se reutilizó el 90% de los RCD de viviendas demolidas en el barrio Los Conquistadores. Los materiales fueron triturados y convertidos en bloques estructurales y ornamentales para sótanos, parqueaderos y fachadas.
  • Diseño bioclimático y confort: los muros de concreto reciclado redujeron escombros, mejoraron la ventilación natural y disminuyeron la necesidad de aire acondicionado.
  • Ejemplos internacionales: la Plaza de la Libertad en Medellín y el puente atirantado de Valencia (España) reutilizaron concreto demolido; en Suiza, empresas como Eberhard ya producen concreto reciclado premezclado a gran escala.

El mensaje es claro: con una buena caracterización de agregados, mezclas diseñadas correctamente y aplicaciones específicas, es posible sustituir entre un 25% y 100% de agregados naturales sin sacrificar calidad.

  1. El cono de Bedoya: innovación colombiana en ensayos de trabajabilidad

El tradicional cono de Abrams (1919) ha acompañado al concreto por más de un siglo. Sin embargo, hoy las exigencias incluyen ergonomía, sostenibilidad y salud ocupacional.

De esa necesidad nació el cono de Bedoya, desarrollado en la Universidad Nacional, por el profesor Mauricio Bedoya y patentado en 2019. Sus beneficios son contundentes:

  • 68% menos material en cada ensayo.
  • Mejor ergonomía, reduciendo el esfuerzo en columna y hombros, especialmente para mujeres y laboratoristas de gran estatura.
  • Mayor precisión estadística, con correlación 1:2 frente al cono de Abrams, asegurando confiabilidad en los resultados.
  • Ahorro en costos y tiempos en obras, laboratorios y concreteras.

Hoy ya se utiliza en universidades, laboratorios acreditados, obras en Antioquia y concreteras como ALIÓN. Incluso universidades en México lo han incorporado en la formación de ingenieros que trabajarán en el Tren Maya.

  1. Lo que significa para Colombia

Estos avances muestran cómo el país puede liderar desde la práctica:

  • Ambientalmente: reducir escombros, aprovechar RCD y minimizar emisiones de CO₂.
  • Socialmente: impulsar innovación aplicada, fortalecer la cultura de investigación y abrir más espacios para mujeres en la construcción.
  • Técnicamente: elevar estándares de durabilidad, seguridad y control de calidad en los proyectos.

Conclusión

Colombia no solo adopta tecnología: también la crea.

  • De los escombros pueden nacer hoteles, plazas y puentes.
  • De la necesidad de proteger la salud laboral, surge un dispositivo patentado que transforma ensayos centenarios.

El futuro de la construcción en Colombia será sostenible, circular y humano si seguimos apostando por iniciativas como estas.

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